Hermanos y Hermanas de la Espada,
Hemos sufrido una grave pérdida, amigos míos.
Nuestro hogar, la provincia que nuestra familia fue encargada de
proteger desde su concepción, ha sido destruida. Muchas vidas se
salvaron gracias a la protección ofrecida por la Espada de Yotsu,
pero muchas, muchas más se perdieron. El enemigo era demasiado
grande, y nuestro número demasiado pequeño. Ahora todo Otosan Uchi
ha sido completamente invadida. El León ha resuelto que la ciudad
está maldita, y ha decidido que las ruinas deben ser arrasadas.
Parece que el sobreexaltado campeón de ese clan militar cree que
la ciudad es un foco de las Tierras Sombrías, y que puede
destruirlo en vez de perseverar y protegerlo.
Abandonaremos la Ciudad Imperial.
Es obvio para mí que mi arrogancia nos ha costado
cara. En el pasado, rechacé guerreros capaces y con talento porque
percibí defectos en su estilo o carácter que creí que los hacían
poco dignos de servir junto a la Espada de Yotsu. Si no hubiera
sido por mi arrogancia, quizá hubiéramos sido lo suficientemente
fuertes para defender la ciudad. No puedo borrar este error de mi
pasado, pero puedo eliminarlo de nuestro futuro.
A todos los miembros de la Espada de Yotsu, os pido
que me enviéis a cualquier ronin digno de confianza que esté entre
vosotros a las ruinas de Otosan Uchi. Allí, nuestro trabajo
continúa mientras vigilamos los restos de nuestro antaño gran
hogar. Continuaremos entrenando nuevos miembros, y seguiremos
protegiendo a cualquiera que elija permanecer entre sus muros. Que
la ciudad ya no exista no significa que nuestro deber haya
desaparecido también. La reconstruiremos. Creceremos más fuertes.
Prevaleceremos. Junto con la Legión del Lobo, extirparemos la
Mancha de nuestra antaño poderosa ciudad.
Otosan Uchi puede estar muerta, pero cualquiera que
trate de profanar su tumba la encontrará bien defendida.
Yotsu Seou
Daimyo de los Yotsu |