

Bayushi Orfalas desafía a Dama Reiko (14/3/2001)
"Al fin..." dije
en un suspiro cuando corone la cima de una pequeña colina que ocultaba a
mi vista las extensas praderas esmeralda que circundaban el palacio
Otaku.
Escudriñe el
horizonte. Hacia horas que había amanecido, y la tenue luz del sol me
deslumbro un instante haciendo que cerrara los ojos con dolor. Tapé la
luz con mis manos y fije la vista en la falda de la colina, esperando
recuperarme cuanto antes. Fue entonces cuando sentí una sombra
moviéndose fuera de mi campo de visión. Volví la vista despacio,
saboreando la excitación que recorría mi cuerpo ante el inminente
combate.
Incluso antes de
verla, sabia que era ella. Ese era el propósito de mi viaje, y al
parecer mi plan había surtido efecto.
" Saludos Dama
Reiko"
Aun no la había
mirado.
Me arrodille ante
el campeón Unicornio como corresponde ante un samurai de tan alto rango
y baje la vista hasta la hierba aun mojada por el rocío en la que
deposite mi katana. Tome de nuevo mi arma y la ceñí al costado derecho.
Me levante, con los ojos cerrados, sabiendo que ella miraba extrañada mi
reacción.
"Por fin, habéis
decidido darme la oportunidad de defender los colores que no pude
defender hace unos días. No esperaba menos de vos, sabia que un duelo de
honor no seria rechazado, sobre todo por una causa justa. Fuisteis
vosotros los que nos hostigasteis para la batalla, batalla que termino
sin vencedor ni vencido. Es mi obligación y la vuestra determinar el
resultado final en un combate"
Ni siquiera la
había escuchado aun, mucho menos mirarla.
Abrí los ojos
justo a tiempo para ver como se llevaba las manos a las caderas, en vez
de al mango de su espada.
"No deseo luchar
contra vos Orfalas, mucho menos derramar vuestra sangre. Siempre me
opuse a ese enfrentamiento, desde el principio. Sabia que no conduciría
a nada. Entonces, ¿por que os empeñáis en abrir una herida ya casi
cicatrizada. Me dirigía a reforzar la defensa de Madrid-Shiro, y creo
que deberíais hacer lo mismo"
Ella también
parecía desconcertada. Obviamente. no esperaba encontrarme. El reto la
había cogido por sorpresa, y no parecía tener intención ninguna de
pelear.
" Lo hago por
honor. Mi sensei ha partido, dejando a su clan sin su liderazgo, mi
maestro es un Oni ahora y me encontrare a la mitad de mi clan luchando
frente a mi en la batalla que se avecina. Solo me queda el honor de mi
familia, y es eso lo que he venido a reclamar. No quiero vuestra muerte,
solo una victoria."
Desenvaine mi katana y me coloque en posición. Pude ver como sus ojos se
habrían de par en par cuando descubrió mi técnica.
Ella me conocía, conocía mis artes, mi escuela.
No esperaba esto
de mi.
Separe los pies y
alce la espada sobre mi cabeza, como tantas y tantas veces había visto
hacer a mi amigo Kinaru. Empecé a trazar círculos con mis pies, en arcos
bien calculados. Jamás se habría pensado ver a un escorpión utilizar la
danza Kakita.
Una pequeña
sonrisa se dibujo en su cara.
"Un duelo
entonces"
Se alejo con su
caballo escasos veinte metros, solo para dejarlo fuera del ámbito del
duelo. Después, viendo mi resolución cargo hacia mi con su Naginata sin
mas preámbulos.
Pude desviar su
hoja en el primer encontronazo, pero antes de que hubiera recuperado mi
posición defensiva, me derribo. Ví en su mirada un fugaz destello de
compasión. Se había dado cuente de mi torpeza con un solo golpe. Fue
entonces cuando me levante y volví a adoptar la misma posición que tenia
antes de iniciar el duelo. Aun me quedaba mucho por aprender sobre el
honor. Apreté los dientes y le hice frente a mi destino...
Crónicas de
Madrid-Shiro, ‘La Batalla de las Lagrimas Ahogadas’, epilogo
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