

La Conspiración del Oni (17/4/2001)
De
las sombras de Madrid Shiro surgió una figura humanoide. Vestido con un
amplio kimono negro, y oculta su cara bajo un sombrero de campesino se
desplazo hacia el palacio.
En
el interior del palacio había una tremenda agitación, aun no se sabia si
Shiryu viviría, los shugenja habían hecho todo lo que podían, y ni
siquiera se había descubierto al traidor. Bouhoku, cansado, se
dirigía a su habitación. En un momento sus pasos le llevaron a un
pasillo que no recordaba.
-Maldita sea -pensó -el cansancio habrá hecho que me equivoque de
camino.
De repente un ráfaga de aire viciado apago las luces mas próximas...
todo el pasillo quedó a oscuras. Alertado de algo extraño el shugenja
busco entre sus ropas para alcanzar uno de sus pergaminos.
-Esta vez tu magia no podrá salvarte, cabalga-ponis.
La
figura oscura surgió de las sombras del pasillo. Sus ojos resplandecían
con una tonalidad esmeralda, y de las mangas del kimono surgían unas
manos cuyos dedos terminaban en garras mientras un resplandor dorado
envolvía toda la figura. El shugenja invoco a las fuerzas elementales
que expulsarían al mal de su presencia, sintió como las fortunas le
envolvían y como el hechizo alcanzaba al Oni... este fue lanzado contra
la pared por la fuerza de la magia, pero aun seguía allí.
Rapidamente se levanto y se lanzo contra el desconcertado shugenja,
golpeándole con una de sus garras. Bouhoku pudo saltar hacia atrás
recibiendo el golpe en el hombro pero esquivando lo peor del mortal
garrazo. Cayo al suelo con el hombro ensangrentado mientras la criatura
se acercaba sonriendo y mostrando una hilera de dientes puntiagudos. En
la garra izquierda llevaba algo parecido a una caja.
-Lo
siento Bouhoku, a cada cual le llega su hora.
El Shugenja empezó a desenvainar su katana, sin entender aun porque
había fallado su magia. El Oni levanto su garra dispuesto a rematar al
caído, cuando algo se movió a su espalda y descargó un golpe sobre la
criatura, que trastabilló hacia adelante.
-Maldita sea, ¡por qué siempre debe interferir alguien! - exclamó
mientras se encaraba con su nuevo rival.
Entre las sombras del pasillo una mujer alta vestida con karategi se
mostraba en posición ko kutsu dachi, preparada para defenderse tras el
golpe dado.
En
su rostro se reflejaba el desconcierto por aquella situación y el
desprecio por el Oni. -¿No hay paz en este lugar?- pensó para si.
Desorientada en aquel lugar aun extraño para ella, la dragón no podía
mas que sorprenderse a cada paso que daba. Miro a Bouhoku en busca de
alguna señal que le indicara su estado; al ver su herida del hombro sus
ojos jade se oscurecieron de rabia. Su respiración acelerada por la
sorpresa y los nervios.
Aun
joven e inexperta, pero con gran resolución se encaro al Oni. Deslizando
su mano izquierda en un gesto rápido por el dragón bordado en su
karategi, la mujer tatuada trato de tranquilizarse y en cuestión de
segundos tomo la posición neko ashi dachi, dirigiendo una rápida yoko
geri keage (patada alta a la cara) al Oni, haciéndole retroceder unos
pasos. Miró una vez más a Bouhoku esperando ayuda, algo difícil debido a
la herida que este mostraba.
La
samurai-ko permanecia en silencio. Su atencion centrada en el Oni.
Oni
no Ninoo poso su mirada la mujer tatuada. - Extraño pelo para una Ise-Zumi
- pensó.
-Primera lección. Solo el jade nos daña- susurró el Oni al recibir una
segunda patada de la mujer. Esta vez no se desplazo y le resulto fácil
golpearla con el dorso de su garra.
Contemplo como caía con mirada maliciosa.
-Segunda lección si te interpones entre un Oni y su presa, te conviertes
en su presa.
Le
lanzó una patada en la cara cuando la mujer empezaba a levantarse. Dando
un ágil salto la dragón esquivo el golpe y se pudo poner en pie. Los
ojos de los contendientes se cruzaron. La mirada esmeralda de la mujer
se cruzo con los ojos verdes brillantes del Oni.
-Tercera lección. No somos monstruos babeantes, también pensamos.
Alzo
la mano izquierda la que contenía la caja, y un torbellino de viento
lanzó a la Dragon contra el muro. Esta cayo al suelo, mientras el Oni se
acercaba a rematar a otra victima.
Casi
sin que la misma noche lo advirtiera, un viejo y cansado samurai cuyas
ropas parecían nacer del polvo del desierto mismo, volvió a envainar a
Tachiban, la espada ancestral de su familia, miro a la criatura mientras
esta se incorporaba. El espectador decidió actuar antes de que la
situación empeorara.
-Cuanto tiempo Oni, cuanto tiempo.
La
criatura respondió guturalmente con un rugido que se transformo en
palabras al manar por sus fauces sedientas de sangre.
- ¿Kenshiro-san?,
sois vos en verdad?
-Gracias a dios, algunas cosas nunca cambian, mi querido enemigo.
- respondió el viejo
-¿Volvemos donde lo dejamos, viejo amigo?, será un gran placer y un
honor, samurai- respondió el Oni. y las garras de la criatura y el noble
acero del samurai se encontraron de nuevo en los pasillos del palacio.
Mientras, el shugenja, atónito, comenzaba a levantarse consciente de lo
cerca que había estado de morir esta vez.
-
Siento una perturbacion - Oni no Nino, cansado de la llegada de
refuerzos preparo un nuevo conjuro. Su mente se enfoco en la caja y las
energias de los kansen volvieron a activarse, justo antes de cesar
repentinamente.
-¿Eh?, mis fuerzas...- dijo el oni, con voz ronca - Me temo querido
amigo que tendremos que continuar en otra ocasión.
El
león se sorprendió del repentino cambio de actitud de su oponente, pero
no dio la impresión de importarle.
-Nos
veremos Oni, y terminaremos nuestro combate de una vez por todas. -Kenshiro
hablaba hacia las sombras donde hacia unos instantes se encontraba el
Oni. Quizas todavía no había salido del palacio, solo se había
escondido, pero su intuición le decía que la batalla esa noche ya había
terminado.
-Esperare con ansia el momento.
*
* *
El shugenja se
limpio las ropas y se llevo la mano a su hombro.
-Izo, IZO.... ¡IZOOOOOOOOOOO!
Bouhoku lo había
sentido de nuevo, pero esta vez estaban más cerca y el shugenja estaba
preparado para escucharlo. Hacía sólo un momento que Izo se había
comunicado con él, y ahora entendía todo. Por qué el Oni había resistido
su conjuro, por qué Izo no se encontraba en Jigoku y el por qué de las
cadenas.
Izo era el
prisionero del Oni, su alma había sido encerrada y ahora era obligado a
ayudar a los servidores de la corrupción.
-¡Amateratsu-kami!-
Oni no Nino hilaba muy fino, mucho más fino de lo que hubiera visto
jamás en ninguno de los sirvientes de aquel cuyo nombre no debe ser
nombrado.
-¿Os encontraís
bien, Bouhoku-san?
La voz de la Ise
Zumi lo saco de su ensimismamiento, y lo devolvió a Rokugan, con el
hombro derecho inutilizado -Oh, maldito oni, el brazo de la katana - y
en compañía de la hermosa mujer tatuada y un anciano que no conocía y
que portaba el honorable mon de los Akodo.
- Si Dama Azusa,
me encuentro bien, o al menos todo lo bien que puedo estar después de un
día como este. De nuevo, y antes de que se haya puesto el sol desde la
última vez que lo hizo, debo daros las gracias; sin duda un nuevo sol
brilla en nuestra corte. En cuanto a vos Akodo-sama no tengo el placer
de conoceros, pero sin duda también debo agradecer vuestra ayuda. Mi
nombre es Otaku Bouhoku, shugenja de la escuela Iuchi.
- Mi nombre es
Akodo Kenshiro, y soy magistrado de esta corte. Me he visto obligado a
ausentarme durante un largo periodo así que supongo que es normal que no
me reconozcáis - Comento el viejo aunque no decrepito Samurai.
- Un placer
conoceros, tal vez en otra ocasión podáis narrarme vuestra relación con
el engendro con el que me he cruzado, ese tal Oni no Nino...¡Agh!...- Un
espasmo de dolor, uno de tantos que había sufrido aquel interminable
día, devolvió al shugenja a problemas más urgentes.
Su pequeño
colgante de jade le picaba y la herida del hombro no tenía muy buen
aspecto. Aun así, Bouhoku era afortunado; había sido socorrido justo a
tiempo a pesar de ser tan entupido como para caer en la trampa del Oni;
y además, a pesar de estar herido, él era el aprendiz del barro, sus
elementos eran el agua y la tierra. Los elementos que tradicionalmente
portaban curación. Se sabía un shugenja poco corriente, ya que daba
muerte con la espada y traía la vida con la magia. Sus conjuros no
estaban pensados para la batalla, salvo quizás algunos hechizos de
tierra antishadowlands que le habían enseñado sus colegas Kuni, sino más
bien para aliviar a las consecuencias de la guerra.
-Por favor,
Kenshiro-san, Azura-san, ayudadme a extender este pergamino, necesito
curarme ahora mismo o tal vez no vea a Amateratsu-kami despertarse
mañana...
Aproximadamente
un cuarto de hora después Azura y Kenshiro dejaron a un dormido y
vendado Bouhoku en sus aposentos. También ellos se retiraron a dormir,
en estos tiempo uno no sabe cuando se van a necesitar todas sus fuerzas.
*
* *
El Oni se
rematerializó al lado del Shugenja no-muerto.
-Bien Nakata, tu
regalo funciona, algo rebelde pero funciona, pero todavía no me has
respondido a mi pregunta ¿Porque regalármelo? ¿Que ganas con ello?
-Tranquilo Oni no
Nino, este presente solo es una muestra de la buena voluntad entre los
seguidores de Fu Leng.
La figura
humanoide que se hacia llamar Oni no Nino solto un bufido.
-Seguro, y la
batalla de Madrid-Shiro fue un empate táctico. Habla ¿que quieres?
El portavoz de la
sangre no se amedrento ante las garras del espíritu de Jigoku ni ante su
rabia creciente.
-Nada, por ahora
-el shugenja se dio un pequeño corte con un cuchillo y un lino de sangre
semicuagulada broto de la herida.
- Pero recuerda
en el momento adecuado el regalo que te he hecho.
Nakata roció la
caja con su sangre. El poder acudió a su llamada. Invoco a las oscuras
energías del Maho a través del sacrificio de su esencia y la caja se
revolvió como si rechazase la magia.
-Ciertamente es
algo tozudo, pero mi magia y tu poder lo mantendrán atado, y el tiempo
trabaja a nuestro favor y en contra de sus esperanzas. Dentro de poco no
le quedaran fuerzas como para intentar resistirse, pero su magia seguirá
igual de potente y tu la podrás utilizar. Ahora tengo que marcharme, la
vida de los servidores del oscuro no es fácil dentro del Imperio.
El antiguo Kuni
dejo la habitación y al sorprendido Oni.
Nino permaneció
pensativo unos instantes.
- ¿Qué planes
están rondando por tu cabeza, no-muerto? ¿Qué planes?
*
* *
Oni No Nino miro
con curiosidad el lugar donde había estado Nakata hacia unos instantes..
bufó de nuevo pensando si su cerebro era ya tan retorcido antes de
morir, o había empeorado al comenzar a pudrirse. Bueno sus trabajos por
esta noche no habían terminado.
Horas después había entrado en una casa en el barrio de los etas de
Madrid Shiro. Una figura oscura le esperaba acuclillado en una esquina.
-¿Qué ha
sucedido?- preguntó el desconocido.
-¿Por qué no ha
muerto Bouhoku?
-He cumplido,
luché con Bouhoku y está herido, habría muerto si no hubiera aparecido
la Ise Zumi, de todos modos aun puede morir, las garras de un Oni no
dejan heridas limpias.- una siniestra sonrisa mezcla de lujuria y
sadismo se mostró en la cara humanoide del Oni - De todos modos eso
ahora no importa, todo puede seguir igual, el primero de los integrantes
de ese circulo ha caído; el alma de Izo esta en mi mano. Bouhoku esta
demasiado herido y agotado como para representar una amenaza. Solo falta
Tabu, y entonces tendrás que realizar el favor que te pedí.
El Oni susurró
mirando atentamente a la figura,
- Dime que es lo que le hará mas daño y yo lo cumpliré.
-Querido amigo-
la voz que salía de las sombras era también fría y no dejaba entrever
ninguna sensación - si Tabu fuera un Escorpión normal te pediría que le
quitases el aguijón, dado que no lo es ataca su punto débil, ataca a su
corazón...
La figura siguió
hablando, explicando un plan para dañar al antiguo Escorpión.
-Estas Loco!
-Grito Nino -Tabu estudio con los Yogo, eso seria un suicidio.
-Pero mi querido
amigo- volvió a decir la voz -Nadie espera tu victoria. Tienes dos días
para prepararlo todo.
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