Inicio
Noticias
Torneos
Spoilers
L5R
Shiro Madrid
Relatos
Los Ronin
El Dojo
Barajas
Descargas
Album de Fotos
Galeria de Fotos
Links

La Calabaza de Sake
Cartas del clan

Mon Toturi

Séptima Carta del Ejército de Toturi

 

Hoy celebramos la destrucción de una maldad que ha plagado nuestra tierra durante los últimos tres años. El amanecer de la batalla llegó a nosotros, y durante ella, resistimos. Rokugan resistió junto contra un enemigo común, nuestras armas ya no se amenazaban entre ellas, sino a un enemigo mayor.

Cuando los Truenos llegaron al palacio aquella oscura mañana, miré hacia el cielo y sentí el viento sobre mi rostro. He estado en muchas batallas, pero esta... esta era diferente. No habría táctica, ni maniobras, solo valor contra la oscuridad. Miré a los rostros de mis compañeros mientras atravesábamos los salones vacíos de Otosan Uchi. El descendiente de Shinsei nos guiaba, su cuervo negro aleteaba como un pedazo de noche al que le hubiesen dado alas. Una leyenda, a la que habían dado forma. Sentí el viento frío de nuevo y solo pude temblar.
Cuando nos encontramos con el Emperador, la batalla fue fiera. La sangre corría ante mis ojos, las lágrimas de los condenados, y luché como un poseído. Cuando el Oscuro nos repelió, creí que no lucharía más. Creí que no había esperanza - que el valor solo no era suficiente. Entonces la vi a ella.

Quizás fue la sangre, o quizás mi propia debilidad trayéndome sombras del pasado en mi hora de necesidad, pero la vi a mi lado. Y con el susurro de la ola en mi oído - o el rugido del valor de un León - pude ponerme en pie. Con sangre en mis ojos, y el suave roce de la mano de Tsuko, golpeé el corazón de la bestia. Sentí mi hoja atravesar el cuerpo mientras Hoturi cortaba la cabeza.

Me alegré de dejar aquel lugar.

Fuera del palacio del Emperador, los campos estaban ennegrecidos por la sangre y la guerra.

Había muchos hombres en pie fuera de los muros enfrentándose a la horda malvada, y muchos de ellos cayeron. Hombres buenos cuyas vidas han forjado el nuevo Rokugan.

Fuera de la sala del Trono del Señor Oscuro, trepé los muros del palacio y observé lo que quedaba de la batalla. Vi como el sol iluminaba los campos cubiertos de sangre oscura. Los cuerpos de los muertos eran incontables. Entre ellos, vi los estandartes caídos de amigos.

Pero contra todo pronostico, hemos prevalecido. Tsunari, de los Ikoma, seguía luchando en los campos debajo de mí. Hida O-Ushi y Daidoji Uji, luchando codo con codo.

A los flancos de la batalla, los Unicornio dirigían a los grupos de Trasgos a emboscadas creadas por los hombres de Yoritomo, y los shugenja Fénix aguantaban, defendidos por samurai Escorpión. Es un extraño amanecer, que nos ha traído tanta muerte y sin embargo tanta esperanza por el nuevo comienzo.

Es un nuevo día y una nueva era. El amanecer de un nuevo destino. Aquellos que han vivido para ver este día pueden alzar sus ojos a la Madre Sol y agradecer a las fortunas sus vidas. Aquellos que no pueden - Isawa Tadaka, Hida Sukune.

Hoturi - mi amado amigo, con su risa y sus resplandecientes ojos, que me conocía tan bien...

Y Tsuko

Los diez mil hombres que yacen en el campo de batalla debajo de mí. Debemos recordar sus nombres y su honor. Me han pedido que os dirija, para darle significado a sus muertes y a vuestras propias vidas.

Entonces vi, seguid a mi lado ahora como habéis hecho antes, y devolveremos el esplendor de las antiguas glorias de Rokugan. Purgaremos lo que quede de la corrupción del Oscuro de esta tierra, y nos alzaremos en la fundación de un nuevo y brillante futuro.

Lo juro.

Toturi

 

 

Carta Anterior
Carta Siguiente

Lista de Cartas